El CrossFit es un entrenamiento de alta intensidad basado en ejercicios funcionales que combina movimientos de halterofilia, gimnasia y entrenamiento metabólico. Mejora la resistencia, la fuerza y la movilidad, pero su práctica sin las precauciones adecuadas puede derivar en lesiones musculares y articulares, especialmente en la zona lumbar, las rodillas y los hombros, según indican fisioterapeutas y expertos de varios seguros médicos privados. La fatiga generada por la intensidad de los ejercicios también incrementa el riesgo de dolencias al afectar la correcta ejecución de los movimientos.
Para practicar CrossFit de manera segura, se recomienda entrenar bajo supervisión profesional, lo que permite ajustar las cargas y repeticiones según el estado físico individual. Es importante progresar de forma gradual, empezando con ejercicios básicos y pesos ligeros para fortalecer los grupos musculares implicados antes de aumentar la dificultad. La movilidad y la flexibilidad deben cuidarse a través de ejercicios de calentamiento, estiramientos y actividades complementarias como yoga o pilates.
Escuchar las señales del cuerpo es esencial para evitar sobreentrenamientos; el dolor agudo o la fatiga extrema indican la necesidad de reducir la intensidad o suspender la sesión. Además, utilizar el equipamiento adecuado, como calzado estable, muñequeras, rodilleras y guantes, ayuda a proteger las articulaciones y prevenir lesiones en las manos. Una correcta hidratación y una dieta equilibrada, rica en proteínas y carbohidratos, favorecen la recuperación muscular y optimizan el rendimiento. Ante molestias persistentes, se aconseja acudir a un especialista para prevenir complicaciones mayores.