Cuando tomamos un medicamento, solemos fijarnos solo en el principio activo, que es el que realmente trata la enfermedad. Pero además, las pastillas, jarabes o cremas también llevan otros ingredientes llamados excipientes, que ayudan a dar forma, conservar o facilitar su absorción. Algunos de ellos, como la lactosa, el gluten o el azúcar, pueden afectar a personas con intolerancias o ciertas enfermedades.
Aunque suelen estar en cantidades muy pequeñas, estos componentes pueden provocar molestias o complicaciones si no se tienen en cuenta. Por ejemplo, quienes no digieren bien la lactosa pueden tener dolor de barriga o diarrea, los celíacos deben evitar cualquier rastro de gluten, y las personas con diabetes deben controlar la cantidad de azúcar que consumen, incluso en medicamentos.
Estos excipientes no curan, pero hacen que el medicamento sea más fácil de tomar o más duradero. La lactosa se usa para formar pastillas, el gluten puede aparecer en algunos ingredientes que sirven de unión, y el azúcar se añade sobre todo para mejorar el sabor de los jarabes. Aun así, no son imprescindibles, y es posible fabricar el mismo fármaco sin ellos.
Para saber si un medicamento los contiene, basta con mirar el prospecto o la caja, donde deben indicarse claramente. Si tienes alguna duda o condición médica especial, lo mejor es preguntar en la farmacia. Hoy en día, existen muchas alternativas sin lactosa, sin gluten o sin azúcar, pensadas para personas que necesitan evitar estos ingredientes.